El
manejo sustentable de los agroecosistemas contribuye a mitigar el cambio
climático y la contaminación ambiental, además de equiparar fenómenos socio económicos tales como la desnutrición, la pobreza,
la sanidad, entre otros. Fundamentalmente, se trata de lograr una reducción de los
desperdicios alimenticios y mejorar los
hábitos de consumo de la población.
Debido
a que los sistemas intensivos de producción del sector ganadero provocan efectos
contraproducentes en el ambiente, tales como la pérdida de carbono del suelo,
la contaminación del agua y la
desaparición de la biodiversidad; por lo cual la ganadería regenerativa se impone
como una herramienta de mitigación a este conflicto aportando cambios positivos
al proceso de transición hacia la sostenibilidad agroalimentaria pretendida por
la FAO. En este contexto global
es relevante aplicar determinadas políticas internacionales que permitan
lograrlo.
La
huella de carbono es un indicador ambiental que refleja, en este caso
puntualmente tratado, la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI)
emitidos en la elaboración de un producto o servicio bajo el sistema
agroalimentario.
Los
diversos tipos de GEI se pueden apreciar en las emisiones de metano derivadas
de la fermentación entérica y de las excretas que hacen los animales, además
del óxido nitroso presente en la orina. El metano entérico se calcula tomando
como base el peso vivo del animal y su consumo de energía, 1 kilogramo de
metano emite 25 kilogramos de CO2 equivalente (dióxido de carbono) y 1
kilogramo de dióxido nitroso tiene 298 kilogramos de CO2 equivalente.
Según estudios realizados por diferentes autores, el pastoreo racional rotativo permite aumentar significativamente el crecimiento de forraje y la fijación del carbono en el suelo.
Este manejo holístico llamado PRV comprende las siguientes 4 leyes.
· Reposo:
el tiempo suficiente para que las plantas almacenen reservas en sus raíces y
realicen la llamarada de crecimiento. Es el tiempo que transcurre entre la
salida del rodeo de un potrero y la entrada del ganado nuevamente al mismo
potrero.
· Ocupación: el
menor tiempo posible para evitar que el animal coma el rebrote. El encargado
del manejo lo definirá de acuerdo a la época del año y a la carga animal.
· Rendimientos máximos: consiste en ayudar a los
animales a que puedan cosechar la mayor cantidad de pasto y que este sea de la
mejor calidad posible, por ejemplo una pastura que tenga de 15 a 25 cm de
altura.
· Rendimiento regular: un animal puede lograr su máximo rendimiento en el primer día de pastoreo y su desempeño va disminuyendo en la medida en el que el tiempo de permanencia en cada parcela aumenta. A medida que la pastura va siendo comida hasta abajo, el animal cosechará cada vez menor cantidad de pasto y de menor valor nutricional.
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